lunes, 20 de febrero de 2012

Carta 4

Como todo empieza y acaba.

La tristeza cumple los mismos requisitos. Y los amores imposibles. Y los orgasmos. Y los besos. Y las cartas.


Pero esta vida, querido hermano, parece no acabarseme nunca. Esta suerte de hoy me recuerda mucho a las suertes que me conocieron cuando niño, que eran bonitas, pues.
Estoy un tanto enamorado de la contrariedad de unos ojos que ni me buscan ni se emocionan al encontrarme; de una boca que no me dice nada, pero de una mujer que me demuestra tanto. No estoy muy acostumbrado a que actuen y si a que hablen. Se siente de pocamadre.

Compre una sala y un colchon, mi papa me regalo una maquina de escribir y mi mama, en toda su sabiduria, dinero "porque nunca le atina a lo que me gusta que me regale". Ya no trabajo en el bar, lo deje por problemas ajenos al trabajo. Por otro lado, estoy trabajando en tres proyectos musicales que, te garantizo, van a hacer que te cagues.

Son las 5 de la mañana y no consigo dormir. Ella se fue hace un par de horas a su casa, a dormir con su hija, una niña encantadora de apenas un añito.
Tal vez esto se acabe, como todo lo que empieza; tarde que temprano ¡zas! se acaba. ¿Sabes cuanto me importa?
Amigo, ¡esta pasando! ¿que mas da cuando/como/por que se acabe?

Creo que he perdido el toque fatalista de vivir y mi pesimismo ha salido corriendo a nosebiendonde de un tiempo a esta parte.

En fin, que sigo escribiendo canciones como siempre pero con mas madurez. Canciones que, como todo, empiezan y acaban. Igual que todo en esta vida, incluso la vida misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario